Cuando nos ocurre un suceso en nuestras vidas que anula momentáneamente nuestra razón significa que nos hemos dejado llevar por una emoción. La emoción nos arrastra como intérpretes, no debe ser al revés. Al actuar sin lógica luchamos por volver a tener el control, pero fracasamos y es cuando nos sobrecoge: el llanto, la risa, la furia o la alegría. Esto se produce porque nuestro subconsciente ha logrado ver algo periféricamente que ha escapado del censor de la razón.
Si logramos hallar estos agentes periféricos que nos hacen revivir emociones podríamos activarlos siempre que quisiéramos como actores. Para ello hemos de buscarlo dentro de nuestras experiencias personales. Lo aconsejable es estar junto a un amigo o familiar que no tengan nada que ver con la profesión, le cuentas la situación para recordar sus emociones y así hallar el detonante, coméntaselo todo, desde el reflejo que viste en la pantalla del móvil hasta la mancha que observaste en el dedo de tu amigo. El detonante es muy sutil, pero de un momento a otro, repentinamente empezarás a experimentar la emoción.
Describe los detalles del momento: la situación en la que te encontrabas, las personas con las que estabas, el día que era, la hora, la luz que hacía en la calle, etc. En vez de contárselo a alguien también puedes escribirlo en una hoja, siguiendo los mismos pasos, intentando recordar lo máximo de ese momento hasta que te llegue la emoción, cuando esto ocurra recula en tu pensamiento y fíjate en cuál era el detonante.
¡Cuidado! Si la experiencia que vas a detonar nunca la has tratado, es decir, no te has enfrentado en el presente es mejor no usarla ya que podría llevarte a la histeria. La histeria es un estado que el actor debe evitar, no aporta nada a nuestro arte ya que acumula muchas emociones incontrolables y provoca una conducta ilógica. La histeria es el antiarte.
Un inciso. Puedes poner en práctica los detonantes con alguna obra de mi libro Las Palabras no Entienden donde critico al reggaetón y otros géneros musicales. Prólogo Brisa Fenoy y epílogo Josefina Núñez. Las Palabras no Entienden.
La superación de un momento no se basa en el tiempo que haya pasado sino en la capacidad que tengas de hablar del tema. A esto le llamamos distancia objetiva y es la que necesitamos para buscar nuestro detonante, de no tenerla no podemos tocar estas experiencias ya que nos sería insano para nuestra persona.
Trata el momento y hazte con el detonante para accionarlo.
Recuerda que todos los miércoles y domingos en mi canal de YouTube nuevo vídeo recitando. ¡Suscríbete para no perdértelos! Canal de Alberto Arroyo. Y para amantes del teatro nuestro grupo de Facebook. Partenaire de teatro.
Recuerda que la información de este post ha sido extraída del libro de Uta Hagen “Un reto para el actor”, en el cual el escritor del post (Alberto Arroyo) ha aterrizado los conceptos y añadido experiencias y comentarios personales en base a esta información.
Mis redes sociales:
