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¿En qué tempo-ritmo debes actuar?

diciembre 31, 2019
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Nuestro arte tiene tempo-ritmo, pero muchas veces no lo tenemos presente. Es más claro verlo en una orquesta donde sí que se usa un tempo exacto y matemático. Lo observamos en la cadencia del habla y en los movimientos. Debes conocer cuál es el tempo que usas en cada momento para así variarlo y hacerlo al personaje. Cada persona tiene un tempo tanto a la hora de hablar como a la de moverse y en ambas coincide el mismo.  

Como persona no puedes tener el mismo tempo que el personaje y si se tiene es por mera coincidencia, no usas tu tempo-ritmo para dar vida al personaje, todo lo contrario, mediante el estudio y el análisis saldrá su tempo-ritmo propio, por ello tenemos que tener claro cuál es el nuestro y cuál es el que nos da nuestro personaje. El ritmo también se encuentra en las pausas y como actores todo concuerda: el tempo del movimiento, la pausa y el habla al estar unidos por el pensamiento interno. 

El tempo del personaje lo encontramos en el análisis psicológico y en el ensayo, tras esto nos preguntamos ¿cómo se sienta? ¿Cómo coge los vasos? ¿Cómo se mueve? E intuitivamente vamos encontrando el tempo correspondiente. 

Existen algunos tempos-ritmos que ya están marcados socialmente.  

¿Cuál es el tempo-ritmo del personaje? 

Como comentaba antes, no lo sabemos hasta que lo hallamos en el análisis psicológico del personaje y en el posterior juego del ensayo, pero existen tempos comunes que tienen ciertos personajes. 

Los ritmos de estos personajes son lógicos, solo hay que pensar como actuaría una persona con estas características en nuestra vida real. Un anciano tiene un ritmo pausado, denota cansancio y madurez. Una chica joven en cambio tiene un ritmo más acelerado, inquieto. Un militar tiene un tempo bien marcado, mostrando disciplina y obediencia. Estos son tres ejemplos de personajes que tienen un tempo impuesto socialmente. 

Dentro de estos personajes ordenados socialmente podemos indagar más entrando en la jerarquía que se da dentro de estos grupos: Un jefe, su secretario y el becario, podemos comprobar que el tempo-ritmo del jefe es mucho más pausado, su secretario va a ir un poco por delante del jefe y el becario será quien tenga el tempo más acelerado de todos. Esto lo podemos extrapolar a cualquier jerarquización como los mandos dentro del ejército, las personas que componen una familia o los cargos de la iglesia.  

En expresión corporal realizamos un ejercicio en el que mostrábamos esto con un metrónomo, lo hacíamos con el séquito de un obispo y corroboramos que el ritmo de cada uno estaba claramente marcado por el metrónomo, unos con corcheas, blancas, semicorcheas y negras. 

Un inciso. Puedes practicar el tempo-ritmo del personaje con mi libro “Las palabras no entienden” donde encontrarás 10 obras de microteatro que critican al reggaetón y otros géneros musicales. Las palabras no entienden. 

En la interpretación no tenemos un tempo bien marcado como puede tener una orquesta cuyo tempo es matemático. Nuestro tempo lo descubrimos mediante el análisis, el juego y la intuición. Es muy importante tenerlo en cuenta para que haya variedad en el personaje y así poder darle más velocidad cuando la obra lo requiera y menos cuando se produzca la tensión.  

 

 

 

En el tempo-ritmo hay emoción, debemos tenerlo en cuenta como intérpretes.  

 

 

 

 

 

 

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