Cuando ves una obra e intuyes lo que está por llegar en las próximas escenas, no estás viendo una buena interpretación a no ser que conozcas el texto. Esto pasa porque los actores saben lo que vendrá y preparan el momento. Lo que diferencia a un actor profesional del mediocre es que está viviendo el momento. Hace presente situaciones pasadas. El genio de estos actores está en la espontaneidad y en lo imprevisible de sus acciones.
Alfonso Zurro es un dramaturgo que escribió una obra sin saber cómo iba a terminar, un titular algo lógico aparentemente, pero es que el director de la obra ya estaba realizando ensayos con la actriz, todo para que ella no supiera hasta última estancia cómo iba a terminar su personaje. El dramaturgo salmantino no solo se quedó en estas, sino que hizo la obra sin escribir ningún signo de puntuación. Y por si fuera poco le daba carta blanca al director para ordenar la obra de teatro a su antojo. Este modifico por completo el orden de las escenas, adelantándolas y atrasándolas en el tiempo de la obra. Todo para que la actriz no supiera cómo terminaría su personaje, todo porque conocen el Cáncer del actor, la anticipación.
¿Pero cómo hacemos los actores para vivir el presente?
Si el teatro es la representación de la vida hemos de entender la vida y uno de estos conocimientos es el de saber que todo cuanto hacemos está condicionado por nuestras expectativas. El problema está, en que estas expectativas nunca están en perfecta sintonía con lo que acaba sucediendo. Un ejemplo de esto nos ocurre con los prejuicios a aquellas personas que aún ni siquiera conocemos e influye en gran medida a la hora de comunicarte.
Un inciso. Puedes trabajar la comunicación con alguna obra de mi libro Entre tablas donde critico al deporte del Skateboard mediante 10 obras de teatro. Entre tablas
“Nunca sabemos que va a ocurrir en el momento que sigue, pero siempre tenemos una expectativas al respecto” como dice Uta en su libro. Nuestro trabajo como intérpretes en la escena es el de integrar las expectativas lógicas que van a condicionar lo que hacemos. Hemos de usar la imaginación y seguir teniendo la inocencia y fe por el teatro, aunque hayas repetido la función cientos de veces tienes que continuar confiando en el espacio teatral. No perder las ganas por lo que haces y mantener las expectativas bien marcadas a las acciones de escena.
Intenta esperar lo mínimo posible, déjate sorprender.
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Recuerda que la información de este post ha sido extraída del libro de Uta Hagen “Un reto para el actor”, en el cual el escritor del post (Alberto Arroyo) ha aterrizado los conceptos y añadido experiencias y comentarios personales en base a esta información.
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